No puedo seguir alimentando tu fantasma,
pues se alimenta de recuerdos
que me roban la voz.
Bebe mis ilusiones,
masticando mis sueños.
Déjalo devorar lo prohibido
aquello que no alcanza.
El amor perdido,
que dejó sin pedir venganza.
Llévate a tu fantasma lejos,
lejos de mí y mis fragancias.
Que se perfume de rosas secas
admirando nuestras esencias.
¡Aleja a tu fantasma de mis números!
De los años que me alcanzan,
aléjalo del reloj de arena
y las penas que envenenan.
No me vuelvas a pedir perdón sin hablar,
tu fantasma no basta;
ni para mentir,
ni para llorar,
mucho menos para ocultar
que a otras no has podido amar.