Entre el mar y el cielo se ve el arcángel azul que recae.
Entre el viento y la lluvia se escucha tu risa que pide a gritos libertad.
¿Quién te ha dejado sola? ¿Quién te ha encerrado en el mar de sirenas?
Tan bella como un ángel, tan frágil como hoja; Afrodita tan pura y marchita.
¿Cuándo volverás a tocar la luna, a beberte el sol y a cantar el alba?
Yo aquí te espero, te espero sentado entre un paraíso de llanto.
Estoy entre hadas y duendes, tus amigas las ninfas me hablan de ti y celosas te esperan.
El amor ya no toca a mi ventana, la puerta del recuerdo se ha cerrado,
en mi memoria tu cuerpo encadenado.
Eres presa de tus miedos ilesos, de tu inocua juventud, de tu sinfonía,
de tu swing y tus sueños de utopías.
Preciosa estrella que brilla en el cielo, eres la única en mi firmamento.
Te veo de lejos aprisionada, víctima de tu propio juego.
Tu única juez en tu juicio.
Brillas pero ardes, vives pero mueres,
bailas pero arrastras las mil caras del amor.
No sabes amar, jamás has sido amada,
tu alma vieja muere lentamente en la prisión de tu cuerpo joven; en la isla que no has de ir a visitar.
Entre sueño y sueño has aprendido a despertar.
Preciosa sirena, la única salida es el hombre al que no supiste amar.