Necedades

Los vidrios rotos,

las cartas que han sido quemadas,

las señales ignoradas;

no dan paso al abasto de bebidas

ni a la escasez de amor. 

Las carencias no son más que heridas 

que anulan a la razón.

No es extraña la agonía,

cuando solo quiere al corazón.

El perdón se nos vuelve un pecado 

más monótono que la ilusión. 

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Acantilado

Me tiré al acantilado con los ojos cerrados

no quise mirar hacia abajo ni medir distancia.

Me entretuve en la visión de tu cara,

toqué tus mejillas mientras caía,

te besé los ojos

y te acaricié el alma.

Suavemente juntamos nuestros corazones

mientras hablábamos idiomas que solo tú oyes.

Nuestros cuerpos sonrieron al besarnos,

la luna nos cubrió de estrellas

lentamente nuestros cuerpos se llenaron de destellos.

Mas ni la gravedad ni la realidad podían ser evitadas

y toqué fondo al caer a un río.

Tu figura disipada,

no más estrellas 

no más destellos,

La luna había sonreído y no dijo nada. 

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La búsqueda

Debajo de los coches,

perdido entre los bosques,

nadando en mi playa,

te busqué y no estabas.

Recorrí el sur de dos mundos;

me transporté al 5D

y tu rastro no encontré.

Llamé a tu madre y a tu padre.

Me subí al arcoíris en la Antártida.

Me sumergí en el Amazonas

y escuché que tu sonrisa no perdona.

Viajé en el tiempo,

crucé el estrecho de Bering.

Conocí a tus ancestros,

a tu espíritu sin cuerpo,

pero ahí tampoco estabas.

Bosque

Me gusta caminar entre los árboles y montañas.

Me gusta ver la luz del sol cuando la tarde cae y entonces el cielo cambia.

Estar entre los ríos donde todo avanza,

el agua se va sin pedir venganza.

Las flores, los animales que viven sin apego.

El ruido de las ramas y la vida que cada día nace.

Cuando cae la noche respiro, miro al cielo

Y el firmamento brilla más y más a lo lejos.

Ayer cuando me iba del bosque,

seguía igual la luna brillante.

La tranquilidad de la madre.

El agua fluía la energía proseguía.

Los extraños

Los extraños se besan la boca

Se respiran los poros

los fluidos adversos

haciéndolos eternos

en el vaivén de un silencio.

Un momento incógnito

que al pasar se olvida de todo,

y vuelve a la realidad.

Los extraños silenciosos,

temerosos de que algo vaya a pasar

no se miran jamás

pues el karma les ha de llegar.

Torero

Nacido en España y adoptado por el mundo,
él se ha criado.
Enfrenta sin miedo sus derrotas
pues alberga en él esperanzas remotas.
Dispuesto a ponerse los cuernos
procede a entrar al ruedo.
Con su hermoso traje de luces, levanta
la vista al cielo.
Dispuesto a perderlo todo, la pasión va
con ello.
 Es el momento del comienzo, el final o el
tropiezo.
Sólo en Dios está el hecho.
Puede sentir sobre su ropa la sombra
que el miedo adopta.
Mas aquella pasión ardiente,
 lo ha llevado a colocarse
entre la vida y la muerte.
El recorrido de su vida lo abrume,
huele la vida como un cruel perfume,
el instante sepultado sobre aquellas cruces.
Ha ganado su faena como una obra de arte,
ha encontrado en ella la sonrisa estimulante.
Ha matado a lo profundo, el estoque llamó
 la muerte.
La gente en la plaza levanta la alegría,
 él respira un  nuevo día.
Su esbelta figura se ve congraciada,
 ha ganado una de veinte mil batallas.
Con sangre en su traje siente orgullo,
ha hecho lo que de él nacía.
Arriesgarse a la muerte y aferrarse
 a la vida,
La adrenalina corriendo, desafiando el
peligro, sólo él conoce lo que es estar
arriba.
Donde sólo el que acelera el corazón, ondea
el capote y enfrenta a la bestia,  ríe de
placer y miedo.
La plaza grita: ¡Se ha ganado el cielo!,
por fuera susurran se irá al infierno.
Comienza de nuevo, retando a la víctima
o victimario.
El entrega su vida, su corazón y algo inmenso.
La afición no cree lo que ve,
mientras que el cielo implora OLE OLE.