Me tiré al acantilado con los ojos cerrados
no quise mirar hacia abajo ni medir distancia.
Me entretuve en la visión de tu cara,
toqué tus mejillas mientras caía,
te besé los ojos
y te acaricié el alma.
Suavemente juntamos nuestros corazones
mientras hablábamos idiomas que solo tú oyes.
Nuestros cuerpos sonrieron al besarnos,
la luna nos cubrió de estrellas,
lentamente nuestros cuerpos se llenaron de destellos.
Mas ni la gravedad ni la realidad podían ser evitadas
y toqué fondo al caer a un río.
Tu figura disipada,
no más estrellas
no más destellos,
La luna había sonreído y no dijo nada.
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