Cuando el viento se convierta en suelo
y yo en una mancha fría y amargada,
me querrán algo de lo que no me quieren.
Ya no seré más que una negra mancha que predomina en una hoja blanca
y que con el tiempo borrarán.
Mas mi corazón se convertirá en piedra al igual que mi cuerpo
y no les importará más.
Así me matarán con sus sucias manos,
pero nunca amarán como yo he amado a nuestro creador,
pues si así fuera me dejarían sobrevivir,
así como yo los he dejado vivir en paz,
sin importar ninguna rivalidad.
No soy judío,
tampoco samaritano,
pero sí soy un ser humano.