Te recuerdo como ya nadie nos recuerda,
ni juntos ni separados.
Estás en las palabras viejas,
en los libros olvidados,
en las comidas rancias
y en los sueños fracasados.
Te aferras como el mar a la luna,
como el agua al aceite,
como la imposibilidad al infinito.
Te encuentro en todo lo viejo,
en todo lo sucio
en todo lo vencido.
Estás en todas partes,
en las sonrisas de bebés,
en todos los ojos verdes,
te esparces como la humedad
y entras en el primer segundo que te olvido.
Te quedas esperando atento a que mi memoria te mire,
te quedas sentado en cada retrato dormido,
en cada libro viejo que desempolvo y leo.
Y aunque tu cuerpo ya no está,
te quedas vaciando las memorias al vino
y haciéndolas eternas
¿Cuándo te irás si no te quedas?
¿Cuándo te irás si ya no estás?