Las sirenas angustiadas bailan con temor al compás del vaiven. Agitan sus largos cabellos buscando el sol y entre el sol el amor. Las princesas las ven celosas porque ellas no puedan estar abajo en el mar de la calma; entre tristezas y angustias se esconde en el alba la mujer amada que añorando aquellos días cae en melancolía. Princesas sirenas y mujeres son la misma cosa pero distinta, con diferentes formas y placeres, pero marchitas como rosas. Están solas con el viento como espectador, esperando al invierno frío que ha de traer la nieve hermosa. Príncipes hacen falta, tritones y buenos hombres, en el mundo de las damas. Hembras, mujeres que lloran celosas al ver que el amor se aleja entre susurros, escondiendose en matorrales que le pican los ojos y lo vuelven ciego. Parejas afortunadas le hacen falta al mundo, parejas de cisnes en el inmenso lago de arcoiris. Las princesas, sirenas y mujeres esperan entre emociones y tristezas atoradas, la magia del amor que se ha perdido en otra ruta.
Utopía
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